La madurez llega a nuestra vida de variadas formas y en diversas manifestaciones, cuando asumimos el poder que habita en nuestro interior, cuando ya no sentimos miedo de lanzarnos a descubrir nuevas cosas, vivir nuevas situaciones o hacer de cada uno de los sueños realidades, cuando somos capaces de lanzarnos a conquistar lo que deseamos, sin temores e inseguridades. Todo cambia al llegar la madurez a nuestras vidas, nos sentimos renovados, nuevos, jovenes.
Es en ese momento en el que descubrimos cuanto tiempo hemos perdido al crearnos máscaras y hacernos pasar por personas insensibles o rigidas. La flexibilidad forma parte fundamental de la madurez, reirse de los errores, tener simpatía por ti mismo, amar intensamente sin esconder tus sentimientos, sensasiones nuevas que trae la bendita madurez, esa época maravillosa en que somos capaces de reflexionar acerca de nosotros mismos y nos damos cuenta de que ya crecimos y nos hace falta aún vivir mucho.